1. La Delegación del Gobierno dijo que había 6.000 personas. La realidad es que las cuentas no salen. Probablemente no había 20.000, pero tampoco 6.000.
2. Una de las primeras cargas fue durante el tiempo en el que la manifestación estaba permitida (el permiso era hasta las 21:30).
3. La segunda carga, al menos la segunda importante, fue cuando un grupo parapetado en una pancarta sospechosa –no se podía leer nada y a ellos tampoco parecía interesarles que se leyese– sujetada y formada con tapas de cubos de basura, y en la que un grupo de unas 20 personas, con unos palos largos con banderas extrañas –algunas rojas, otras negras– se dedicó a increpar a los policías, e incluso a atizarles un par de golpes con ellas. Aparecieron como de la nada y en formación, como si de una legión romana se tratase. Hay quien dice que entre ellos había policías infiltrados, y también quien cree que todos eran policías, y que su finalidad era reventar la manifestación. Esto sucedió a las 20:57, aproximadamente.
4. Independientemente de ese "extraño frente de radicales", tras innumerables vídeos, ha quedado demostrado que sí hubo policías infiltrados, que lo mismo eran detenidos, que después se dedicaban a detener ellos mismos. El famoso vídeo del "#quesoyuncompañero" así lo demuestra, al igual que algunas fotos tomadas por periodistas gráficos profesionales y aficionados.
5. La delegada del gobierno, Cristina Cifuentes, dijo hace tiempo que la policía disparaba sus pelotas hacia el suelo, y que quien dijese lo contrario era un mentiroso y un manipulador. Sobran más explicaciones al respecto.
6. Otro de los protagonistas de la jornada es José Manuel Sánchez Fornet, secretario general del Sindicato Unificado de Policía, que en su twitter dejaba una "elegante" muestra de su filosofía. Al mismo tiempo, el Ministro del Interior, unas horas después, calificaba de "espléndida" la actuación de la policía.
7. Tras la carga de las 21:00 la policía se dedicó a romper en grupos a todos los que intentaron quedarse en Neptuno. Las cargas se sucedieron y la policía siguió a un grupo hasta la misma plaza de Carlos V (Atocha). Al ver que algunos entraban en la estación, los policías –atendiendo a no sabemos qué órdenes– se introdujeron en la estación, en la zon de cercanías, donde se dedicaron a dar palos a todo el que pillaban, como si se tratase de un ejercicio de vejación y apaleamiento.
8. Este es el balance triste de un día, en el que unos funcionarios, que se supone están pagados con los impuestos de todos los españoles, dedicaron parte de su tiempo en apalear, pegar y herir a ciudadanos indefensos –prácticamente la mayoría, si descontamos los habituales salvajes de algarada– sin que nadie, por parte del gobierno haya dicho absolutamente nada. Ni siquiera en las tertulias de las televisiones, entre ellas TVE, han tenido el coraje de admitir lo desmedido y desproporcionado de la actuación policial.
Lo más grave de todo esto no es sólo la salvaje carga policial, lo realmente grave es el distanciamiento –cada vez mayor– que existe entre un grupo de ciudadanos –no se dejen engañar, aunque no todos estemos en todas las manifestaciones– seguramente millones de ciudadanos que ya no creemos en unos políticos que sólo se preocupan de mantener su escaño, su puesto, su salario, el mismo que nosotros le pagamos. No es el final de la democracia, pero si nadie lo remedia, puede ser el principio del fin de los restos de la democracia.
Añado un par de vídeos en los que se demuestra la "ESPLÉNDIDA" actuación de la policía el #25S:
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